Recordando un viejo refrán
11 junio, 2019
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Desde lejos observábamos a un hombre que con mucho ímpetu medía, anotaba en un cuaderno, grababa cosas sobre la madera y la pasaba a las últimas personas que estaban en el aserradero. Dudábamos acercarnos porque parecía demasiado concentrado, sin embargo, con atrevimiento confesamos que gracias a una falla eléctrica pudimos aproximarnos para conocerlo.

Don Abelardo Camal tiene 59 años y es el cubicador del aserradero. Él lleva el reporte de la producción diaria que se genera en este lugar de trabajo. Inseparable de su rule o vara de medir, nos regaló unos minutos de su tiempo para explicarnos en qué consisten las labores que realiza y, al mismo tiempo, nos contó su historia personal.
Don Abelardo habla con mucha experiencia y serenidad. Su trabajo en actividades forestales desde los años noventa le han dejado grandes aprendizajes debido a que, se ha desempeñado como clasificador en el patio, desorillador de madera, en el péndulo y en el corte de la madera en rollo.
Don Abelardo tiene uno de los puestos más importantes dentro del aserradero porque debe realizar el reporte diario del volumen de madera que producen, además, él es la última persona que clasifica la madera en primera o segunda antes de que pase al patio de estibamiento.
Para cuantificar y clasificar la madera, Don Abelardo nos contó que realiza lo siguiente:
“La persona que está en el péndulo pasa la madera para medirla primero en pies; de acuerdo al resultado, se coloca la rule a lo ancho de la madera para obtener las pulgadas de la misma, luego, se multiplican ambas medidas y se divide entre doce. De acuerdo al grosor de la madera -una, una y media o dos pulgadas-, se apunta en un cuaderno el pie tabla que obtiene. Antes de pasar la tabla, se anota sobre ella con un crayón industrial la medida y si es de rechazo o no. Al finalizar el día, se entrega el reporte al encargado del aserradero.”

Los integrantes del equipo de Reforestamos coincidimos en que el cubicador nos hizo recordar un viejo refrán que dice…
“Con la vara que mides, serás medido”
Don Abelardo se mostró todo el tiempo dispuesto y muy paciente para explicarnos a detalle su trabajo, por lo tanto, le consideramos muy vivaz en sus labores y una persona muy agradable.